miércoles, 30 de abril de 2008

Lento

Debeis perdonar mi tardanza a la hora de transcribir los textos de Baztán. Debéis recordar que es una recreación que hago de sus palabras que apunté a lo largo de las sesiones de hace ya 10 años.
Muchas veces no entiendo apenas mis propias palabras, siempre he tenido una caligrafía nefasta. Además este último año he estado ocupado con otros proyectos que me han alejado del viejo periodista.
Espero que ahora, que tengo ya todo mas o menos encarrilado pueda darle un fuerte empujón al blog.
Noto con tristeza que nadie escribe comentarios, quizás no he sabido dar a conocer este diario. Estoy mirando como cambiarlo.
Baztán se merece algo mejor.
Sigo con problemas con el asunto de las fotografías. Hasta donde tengo entendido, alguno de los herederos quiere hacer su propia biografía del periodista y se guarda el material familiar. Eso quiere decir que lo tendré difícil para ilustrar el blog.
Pero se que hay fotografías que no tienen derechos y que podré colocar aqui.

Comienza la bajada

La bajada fue inolvidable, por primera vez sentía una nueva sensación, la de libertad, yo no sabia que era eso, pero lo notaba en la manera de respirar, de mirar las cosas, aquellas orillas, el bosque tupido de hayas, el mismo cielo parecía diferente, mas grande, mas hermoso. Y había que ver las caras de mis tíos y algún primo, que se reían continuamente de mi inocencia, de mis ímpetus. Siempre dispuesto a remar mas fuerte, a saltar como un sapo para recoger algo en la orilla y luego volver a la almadía, y a las noches, quedaba rendido, muerto, aunque a veces como premio, me dejaban acercarse a las fogatas después de la cena, cuando hablaban de cosas de mayores, como de las fincas, de las herencias, de la política y sobre todo de las mujeres.

Hice varios viajes, a cada cual, fui aprendiendo todos los trucos de un buen almadiero, de reconocer todos los accidentes del río, las corrientes, las rocas, a las que dábamos nombres, esa la maldita, la cara perro, la doblada, y axial todo el recorrido hasta la ciudad de Sangüesa, a unos 90 kilómetros río abajo.