miércoles, 4 de julio de 2007

Almadías

Las almadías, de cuatro o cinco tramos, eran de mi padre, que era el que tenia los montes en propiedad, llenos de robles, hayas y pinos, que bien cortados, pelados, y entrelazados entre si, formaban las balsas que llamábamos almadías, también conocidas como navatas.
En Mayo, aprovechando la crecida del río Esca, por el deshielo de la nieve de los montes, transportábamos la Madera hasta el Mediterráneo, a más de quinientos kilómetros de distancia.
A los doce anos ya quería bajar con mis tíos, a lo que se opuso mi padre. El nunca llevo una almadía, era el dueño de la mercancía y el jefe del clan de los Baztán, compuesto por mi madre, mis cuatro tíos, y mis seis primos.
Los tíos trabajaban todos para mi padre, bueno, no todos, Germán siempre se negó a ponerse bajo el mando de su hermano mayor y prefirió buscarse la vida como pastor en el monte, aunque siempre aparecía por casa para pedir consejo a mi padre sobre la compra de mas cabras o la ampliación del establo.

martes, 3 de julio de 2007

Celebracion

Nuestro caserón, grande y frío, se lleno de las gentes del pueblo que vinieron a celebrar que el Viejo Josu había tenido finalmente un descendiente.
Dicen que en mi parto, yo gritaba como un condenado y que mi cabeza, cuan do salio finalmente del vientre de mi madre, estaba tan achatada y deforme, que pensaron que seguramente saldría lerdo, y entonces no podría heredar los vastos montes del Viejo Josu y la estirpe de los Baztán se perdería.
Lo cierto es que todos aquellos que estaban en la casa pensaron todo esto y peores destinos para mi familia, pero todos ellos se equivocaron.

A los quince anos ya estaba bajando almadías con mis tíos, los Baztán, desde Burgui hasta Sangüesa’, este fue mi primer recorrido.
De aquel pueblo, el mas grande de toda la comarca, me subía andando otra vez hasta Burgui, en un viaje de vuelta que me llevaba varias jornadas pero que eran el momento mas feliz de mi corta vida, al estar lejos del alcance paterno.

lunes, 2 de julio de 2007

Baztan, el testigo de un siglo

1900-1915, Burgui, Navarra.

Dicen que nací tan pequeño y tan morado que nadie daba nada por mi supervivencia. De hecho, apenas habían cortado mi cordón umbilical y algunas mujeres del pueblo habían comentado en misa que la Arantxa, la francesa, había dado a luz a un hijo muerto.
Tras horas de parto, mi madre, Arantxa Remón, navarra pero nacida en Francia, estuvo inconsciente hasta dos días.
La desesperación en la familia era tanta que llamaron al cura un par de veces para darle la extremaunción. Mi padre, Josu Baztán que llevaba varios días sin dormir y solo se mantenía a base de tabaco picado y patxaran aguado tuvo que salir de la casa para no verse con el cura, al que odiaba con toda su alma. Porque una cosa eran los curas y otras la salvación del alma de su mujer y su hijo.

Baztan

Si Mikel Baztán hubiera vivido en estos tiempos seguramente habría tenido un blog como éste, igual de sencillo y corto para poder contar lo que mas le gustaba, su realidad aunque seguramente mejor redactado..
Baztán nació en Burgui en 1900 y murió 97 años después en la Clínica Universitaria de Pamplona. A lo largo de todo este tiempo trabajo en periódicos, importantes y no tantos, para contar lo que pasaba en su siglo.
Un siglo convulso que ha marcado profundamente el que ahora vivimos.
Lo llegue a conocer muy brevemente, cuando tenía 85 años, ya que fue el motivo de un trabajo para la Universidad de Barcelona.
Entonces ví a un hombre menudo, engullido por una cama enorme, demasiado grande, y que cuando tenía humor, podía contarme algunas historias que me hicieron desear, mas que nunca, ser periodista.
Desde sus primeras crónicas sobre la Primera Guerra Mundial, hasta el glamour de Hollywood de los 30, la Guerra Civil Española, la Segunda Guerra Mundial, el telón de acero, las entrevistas a grandes figuras del arte y la política como Picasso, Francisco Franco o Gandhi.

Este es un diario de un hombre ya desaparecido que disponía de una gran memoria y sentido del tiempo. Que vivió una vida que a veces pienso, quizás me hubiera gustado vivir.

Y digo quizás, porque a pesar de la rica experiencia entiendo que también hubo momentos muy duros, por ejemplo, durante las guerras y posguerras.

Es pues un relato basado en una memoria, muy rica, fértil, y contado con mi pobre y particular estilo.

Espero que me perdonen aquellos que han estudiado esta figura y aquellos que conocieron a Baztán, por mi osadía, y ojala que disfruten con este blog, donde se alterna el pasado y el presente, la vida de un testigo del siglo mas intenso de la historia del hombre.


Un saludo.

Miguel Angel Antoñanzas