martes, 21 de agosto de 2007

Mi primera vez en la almadía

Mi padre nunca quiso que yo bajara porque según decía no era mi puesto.
Mi puesto, decía era con el, con tu padre, porque tu serás el que lleve todo esto, algún día.
Aquel día nunca llego, o si llego pero yo no estaba ya allí.
La primera vez que descendí en la almadía, el 12 de Junio de 1915, ataviado con mi pantalón de tergal azul, mi jubón y mi boina, sentí que ya era un hombre, con una responsabilidad.
Había discutido con mi padre y le había dicho que ya era mayor para decidir sobre mi mismo.
Mi padre estuvo a punto de darme una hostia bien dada, pero cuando ya tenia la mano casi alzada se detuvo y bajándola lentamente dijo que si realmente ya era un hombre, no podía levantarme la mano nunca mas.
Y me dejo ir sin media palabra. Yo quede algo escamado pero creí que ciertamente mi padre me respetaba ya como un mayor. De hecho al día siguiente mi madre no me dejo como solía hacer los pantalones cortos en la silla de mi cuarto, sino unos largos nuevos, que al parecer había comprado apresuradamente por orden de mi padre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Entre todo lo que he leído sobre almadieros, he encontrado algo que me despista.
Dicen que cuando regresaban a casa. los hombres hacían sonar su "trukos" para avisar de su llegada.
¿Es eso cierto? y si lo es, ¿truko es un gran cencerro?
Gracias,
Ángeles